Origen:
Su origen se remonta a la época de las largas travesías en barco pero cuando no se disponía de cámaras de conservación en los buques. Por eso se necesitaba un buen sustituto del pan, que fuera fácil de almacenar y muy nutritivo. Pero sobre todo que durase mucho tiempo, pues no debían enmohecerse ni fermentarse. Y de ahí que muchas veces se les llamen “galletas marineras”, que con el paso del tiempo ha resultado ser una receta tan útil que ha pasado a la vida cotidiana.
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